Después de un tiempo
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma
y uno aprende...
que el amor no significa recostarse,
y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender...
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos,
y uno empieza a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
Y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad...
Y después de un tiempo
uno aprende que, si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien
le traiga flores.
Y uno aprende
que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale.
Y uno aprende y aprende...
Y con cada adiós uno aprende.
J.L. Borges
sábado, agosto 23, 2008
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