miércoles, octubre 31, 2007

Si las cosas fuesen como no son, es decir, siendo sin ser, ¿quienes seríamos? y si lo observado no es sin observador, ¿es el voyeurismo pues la esencia total del todo? Miro por la ventana que a la vez es cuadro de mi realidad y me gustaría encontrar respuestas a los enigmas, ¿salto a través de ella? quizás debería integrarme en ventana, ¿ventanearme? sublimarme en mis propios miedos ¿arrancarme? de cuajo, sí, y tirar mi cabeza por esa ventana, y que alguien la coja y me diga por fin cómo son las cosas, y me mire, y yo sin mirar, sea mirada, amada, esperada, y entonces podré decir, he perdido la cabeza, y me llevaran a un museo donde todo el mundo con expresión de admiración me devuelva su mirada, aunque yo ya no pueda hacerlo, pero en recompensa, habré vuelto a lo esencial, mírame pero no me toques, tócame pero no me mires. Hay miles de ventanas.

lunes, octubre 29, 2007

martes, octubre 23, 2007




Y si no hubiera que correr más... que luchar,
que subir, que seguir, si sólo se pudiese ser,
y entender todo de repente...
si la vida fuese un cuento y vivir para contarlo...

domingo, octubre 21, 2007

Para qué sirven los domingos. Para dormir y soñar con ovejas eléctricas (porque en el sueño eres una androide). Te descubres en el espejo una cana pero como es domingo las peluquerías están cerradas y el cambio de look tiene que esperar para otro día. Ves niños por la calle y te apetece ser madre para ir a la tienda de juguetes y comprar Legos y marionetas de mano pero ni encuentras madre ni perro que te ladre. Los domingos tienen ese aire de tristeza pero de calidez que te gustaría compartir con la persona que amas. El final de algo para dar paso a lo que empieza. Promesas esperadas con proyecto de cumplirse. El eterno retorno. Descanso para retomar fuerzas.
Me tumbo y pienso que me gustaría hacer un cambio en mi vida. Pero la sutilidad es revolución. Piénsame y te sentiré. Si la telepatía funcionase las compañías de móviles se arruinarían y no escatimaríamos en palabras mensajes ni en maneras de decir te quiero inferiores a 160 caracteres. Quiero batir las alas y mirar desde arriba las calles buscándote. Me posaré en tu ventana un domingo de madrugada. Mientras duermes.

viernes, octubre 05, 2007

Interesante columna de J.J Millás que aparece hoy en El País:

El pueblo vasco, como el español o el belga, por poner tres ejemplos, existen porque la vida es absurda. Si nuestro paso por la Tierra tuviera algún fin un poco consistente, ¿a quién se le iba a pasar por la cabeza dedicarse a ser un patriota gallego o catalán o sueco (en el caso de que exista esta última variedad, lo que me parecería inconcebible)? Lo difícil, en todo caso, es aguantar la vida a palo seco, sin la protección de una bandera y su correspondiente himno. De ahí que el mundo esté lleno de nacionalidades, algunas lo suficientemente excéntricas como para llenar el vacío de varias generaciones. De alguien que expirara gritando "¡Vivan los Vosgos!", se podría afirmar sin género de dudas que había gozado de una existencia plena. Además, le pondrían una calle.

Pero el nacionalismo no siempre basta para aliviar el vértigo de no saber quién eres, adónde vas o de dónde vienes. Hay patriotas franceses, alemanes o turcos profundamente insatisfechos de sí mismos. Por eso conviene redondear la identidad nacional con una religión. Ser, por ejemplo, profundamente inglés al tiempo que radicalmente protestante constituye un seguro de vida. No se sabe de ningún español católico, por poner otro caso, que haya sufrido una depresión profunda. Quizá una úlcera sí, pero la úlcera tiene mejor pronóstico que la depresión. Conocemos un sustituto de la religión y la patria, el bricolaje, que no hace daño a nadie y con el que lo único que se matan son las horas. Pero está poco implantado todavía.

El Gobierno, la oposición y los partidos periféricos compiten en los últimos días por ver a quién le gusta más España y su bandera, lo que parece que da votos (y sentido). Me gusta mucho España, repetía Zapatero no hace mucho en una emisora de radio. No habríamos reparado en ello de no ser porque lo afirmaba con tal pasión que daban ganas de decirle que Finlandia tampoco estaba mal. Y no está mal, pero si lo dices en una entrevista te corren a gorrazos. Es como si un arzobispo castrense de Zaragoza dijera que preferiría ser búlgaro y sintoísta, o egipcio y yoruba lo que, a poco que se considere, son combinaciones tan viables o inviables como cualquiera otra. Lo que hace falta es que todo esto sea para bien.

Y a mí que me interesa la cábala, neurótica, contradictoria sin descanso y soñadora de vocación...
reflexionaré sobre ello